Igual es que cuando algo no me dice sí, entiendo que es que no.
Igual es que aprendí que cada cosa tiene un valor precioso, cada humano un cuerpo intocable, y que el respeto es algo que tan solo la confianza puede a veces ignorar.
Igual es que soy sensible a cada partícula de impureza armónica que existe en el cosmos.
O igual, quizás, soy demasiado tonta como para gritar.
Igual es que las palabras me parecen menos fuertes que los sentidos y menos perspicaces que la percepción.
Igual es que vivo en un mundo de valores demasiado importantes como para ignorar.
Igual simplemente es que soy una sentimentalista, porque soy mujer y todo me parece un drama.
O igual no.
O igual no y es que la gente tiene demasiada prisa y no mira quien tiene delante antes de pisar.
Igual no y es que no se escucha lo suficiente como para oír con claridad la realidad.
Igual no y es que a la mayoría les importa todo un pito y solo piensan en su propio ser y en la auto-mastubación, en el orgasmo violento pese a la aflicción contigua.
E igual es que es verdad que la armonia es el estado natural y lo demás tan solo deformaciones tóxicas.
Incluso igual es que soy demasiado lista y que por eso no grito.
O igual es que sí, que la lengua tan solo es una forma de expresión, y que por contra tenemos cinco sentidos más, aunque para la mayoría parecen estar inutilizados.
E incluso igual es cierto que ya no existen más valores en el mundo.
E igual también, tengo todo el derecho de sentir aquello que me rodea con intensidad, sin que ello suponga un defecto de género, mas en todo caso, una virtud de personalidad.
E igual es que hoy ya paso de todo, y esta noche la que me masturbo soy yo y me cago en la puta aquí delante y a quien me rechiste la intención.
Amén.