sábado, 12 de enero de 2013

Fucking romántica girl


Sueños, sueños y más sueños. El mundo de la mente y de los sueños, de las ilusiones, nos entumece y nos teletransporta a otro universo; el llamado irreal, o de la fantasía , o yo qué sé.
Si siguiéramos una lógica cuántica, todo esto sería mentira, y ése mundo sería tan real como nosotros mismos quisiéramos que fuese. Y si lo enfocáramos según Buda, viviríamos hoy lo que proyectamos ayer, lo que soñamos tan intensamente que por cojones hicimos que aconteciera.

Sueños, sueños y más sueños.

A veces, me culpo por soñar, ¿saben ustedes? Me culpo porque jamás soñé dormida sino con los ojos bien abiertos, con total consciencia y responsabilidad de estar soñando.
El factor culpa no va con Dios ni nada por el estilo, sino con una misma, y con su corazón.
El corazón me habla de vez en cuando y me dice “pom-pom, pom-pom”, y yo no puedo más que sentirme culpable. Culpable por hacerlo latir con tanta fuerza e intensidad siempre. Forzándolo hacia el mundo de la ilusión, hacia el mundo intangible de los sueños.
Y él -mi corazón-, hace el trabajo sucio el pobre, y late y late sin cesar, creyendo en mi, y en que eso que él no puede ver y yo le cuento, llegue a materializarse alguna vez, algún día…
A veces me mira con ojos odiosos, y yo lo entiendo, claro. Le pongo unas cañas, y si llego unos cuantos golpes de risa y, bueno, parece que no, pero el muy santo olvida; o no olvida pero me perdona, o se hace el loco, o vete tú a saber; pero el tío me vuelve a hacer buena cara al día siguiente. Qué majo es…
Así somos las chicas románticas con la vida, maltratando a sus propios corazones con sus sueños infinitos e insaciables. Qué le vamos a hacer… así es.