viernes, 27 de abril de 2012

A retorcerse


Me estoy dando cuenta que poco a poco lo mío es retorcerse. Me retuerzo en todo. Tengo un nivel de retorcimiento que podría dejar vencido a cualquier retuerzo.
Me levanto retorciéndome en la cama, retorciendo el despertador, que cinco minutos más, que ahora diez, que mira, que me lo he pensado mejor y voy a darle media horita todavía. En el baño me retuerzo un huevo, porque es pequeño y el mango de la ducha no hay manera de que se quede tieso, así que me retuerzo para acercarme a la pared a ver si me da un poco el agua, y como está calentita retuerzo todo mi cuerpo para hacerlo compacto y ver si logro que me de bien el chorrito por todo y no me coja frío. En la cocina me retuerzo para encontrar el buen collage del hornito y la cafetera en el metro de territorio que está destinado a este fin en mi casa. Mi agenda es un retuerzo de ahora pongo esto quito lo otro y no hago nada de lo que tengo apuntado, me invento un nuevo plan, remuevo los papeles de hace 4 meses y rescato retorcidamente alguna urgencia que como no me retuerza a espabilarme no alcanzo. Por la calle me retuerzo entre la gente, poniendo la quinta y yendo a todo gas retorciéndome entre los turistas tortuguiles que tienen un nivel de retorcimiento muy básico y todavía gracias de eso. En yoga como resulta que soy laxa me toca retorcerme el doble para sentir bien los estiramientos - ¡pero si yo con un poquito ya los siento profe! que soy muy sensible!!-. En la cama me retuerzo de angustia cuando estoy sola y cuando estoy acompañada todavía me retuerzo más, ui! me retuerzo que no veas… Y lo peor de todo es la cabeza. La cabeza lleva un retuerce mental que es impresionante. Cualquier mini pensamiento se puede convertir en un caso de rectorcimiento nacional- casi que internacional diría-, para luego retorcerse en la basura de asco. Y bueno de las emociones para qué hablar. El retorcimiento es una fiesta con montañas rusas, espejos sin salida, y brujas con escobas y muy mala hostia. Lo que yo te diga, que esta vida mía es un retorcimiento esquizofrénico increíblemente retorcido y retorcidor.