martes, 14 de mayo de 2013

la creatividad y la humildad



La creatividad es un acto cotidiano que no tiene nada de especial y, últimamente, resulta ser una excusa ideal para combatir los malos tiempos y sentirse único y lograr, ya que no un puesto de trabajo, por lo menos una especie de elevación espiritual. Lo creativo está muy de moda. Quizás se sea el más importante del mundo, eso tan solo es una cuestión de perspectivas ópticas y de dioptrías pues, pero por ello no se deja de ser ordinario, uno más.

Barcelona posa't guapa, Paris y la bohème, Berlin trash, qué más da el lugar, todo es lo mismo y cada uno a su estilo. Últimamente hay que poner el filtro porque sino acaban timándote. Todo lleno de gente joven creando sus locuras, y sintiéndose creativos y toda esa pesca tan cansina. Y está bien, cuidado, no lo critico, solo apunto que es mundano, que es cotidiano y natural. Un proceso normal vamos. No es tannnnnnn especial…

La creatividad necesita humildad. Y es una mierda, porque la ambición existe, y el mejorar también, y el arte quiere ser sublime y por eso nos volvemos perfeccionistas enfermos y nos autolesionamos por nuestra falta de perfección.
¡Pero si es que en el error está lo bello! Volvemos a lo de siempre. En la fealdad existe la belleza, no en la perfección. ¡Y mira mi nariz aguileña!

Qué chorradas llevamos encima últimamente, de verdad, con este entumecimiento espacial que nos hemos autogenerado, y cuánto hemos perdido de rock & roll por dios...

La autocrítica salvaje, no puede ser humana. 
Debe ser dios quien la propone, él que no es de aquí, él que siempre anda castigando a los plebeyos por sus faltas. 
Coño, es verdad, se me había olvidado que caí en una sociedad cristiana y aun siendo antisistema, y anárquica de espíritu sigo reuniéndome en navidad. Coño, es verdad, se me pasó, que pese a luchar por encontrar cada una de las mentiras que metieron en mi inconsciente antes de que ni siquiera supiese que éste existía y arrancarlas de cuajo sin dejar rastro, todavía me queda un largo camino desinfectante pues el inconsciente es profundo como un agujero de water. Coño, es verdad pues, que el puto dios sigue existiendo y castigando. ¡Clemencia dios por mi pecados! ¡Clemencia por ser mundana y mediocre y normal! Clemencia por no ser capaz de elevarme hacia los cielos y seguir aquí, cagando mediocremente. Clemencia.

El acto de creación, es un trabajo de artesano y el artesano siempre tiene las manos sucias y jamás termina de trabajar. Pues el trabajo no se puede terminar, el propio verbo nos indica su naturaleza continua, no tiene fin, se trabaja y se trabaja, como se pelan patatas y se amasa pan, un día tras otro y tras otro más.
El trabajo de crear es hacer pan y no tiene nada más de importante, si con ese 'nada más' entendemos que sin pan no podríamos sobrevivir. Por lo tanto crear es sobrevivir. Y sobrevivir es crear. Sin más peso, y, por favor, con un poco de humildad y de respeto, hacia el pan me refiero.