lunes, 28 de noviembre de 2016

La droga es la piel


Los humanos, que no somos nada más que una combinación de oxigeno, carbono, nitrógeno e hidrógeno, los componentes químicos de toda forma vida, a veces nos sorprendemos de según que reacciones que nos acontecen, y creemos que son mágicas e incomprensibles, cuando en realidad son pura ciencia, ciencia de la química, y de los principios básicos que la componen.

La observación sigue siendo la mejor de las escuelas. Sigue sin tener título, y sin estar reconocida por la ley, porque de hecho si lo tuviera, les quitaría el trabajo a todos los demás oficios.

Observando pues, un día descubrí que la mejor droga era la piel. Si la llamo droga es porque así se llaman las adicciones, y pues esas “cosas” que el cuerpo nos demanda como una necesidad física y química, como si sin ésta uno no pudiera vivir.

La mejor droga siempre fue la piel. La piel de dos amantes que empiezan a entrelazar sus cuerpos, a conocer sus aromas mutuos, a descubrir el placer de la fusión. Fusionarse como cuando la heroína se fusiona en la sangre, recorriéndola toda, irrigando cada pequeño conducto de ser. Así es la fusión de la piel. Así su efecto transcendente en la mente. Como la mejor de todas las anfetaminas, más creativa en su efecto que cualquier champiñón o tripi, más perspicaz que cualquier cocaína, más embriagadora que el puro alcohol y más relajante que cualquier marihuana.

Así es la piel de genuina. La mejor de todas las drogas conocida. La menos nociva y las más completa de todas, la más sencilla de adquirir y de consumir, la más fácil de compartir, la menos costosa, y la más divertida también.
Así es la piel. La droga por excelencia que todos llevamos siempre encima.

Y pensar que hay gente que se olvida que tiene piel… pensar que hay gente que destroza sus vidas y la de los otros con otras drogas mucho más mediocres, sabiendo que la más fuerte de todas, la que me va a conectarte más con el cielo mientras te ancla más en la tierra, la tenemos aquí, justo aquí.
Supongo que esa es la diferencia entre todas las demás drogas y la piel. La falta de conexión con lo terrenal. Las drogas te desconectan de la materia, que no está mal como experiencia; pero desconectándote de ésta la destruyen, porque, ¿para qué necesitamos materia si estamos viviendo en los cielos, en lo inmaterial? Y pues, claro, cuando a veces uno se da cuenta que está desapareciendo como ser humano físico, como ser humano social, conectado al mundo material que le rodea, pues, a veces es justo demasiado tarde, o simplemente el mirar atrás y ver como todo se ha ido pudriendo (pues la materia cuando no esta habitada de pudre, como lo hacen los cadáveres), pues a veces deprime un poco.
Qué pena tener que perder la oportunidad de vivir la experiencia de la materia que nos ofrece esta vida. Pues tal cual somos hoy, no seremos nunca más una vez desaparezcamos.
El otro día escuché una frase muy interesante de una mujer que había matado a una persona. Ella decía que la gente piensa que matar a alguien es muy difícil, y ella decía que no, que es lo más sencillo del mundo, y que precisamente ese era el problema. Si nadie nos enseña a valorar lo que tenemos no podremos apreciar jamás lo fácil que es perderlo.
Queridos todos, amen ustedes más a sus cuerpos. Hagan más el amor, con amor, no por sexo, no por consumir. Paren de consumir mierda, desde las drogas, hasta las emociones, pasando por la comida, los intereses y las relaciones.
Crean en la piel, dróguense de piel. En exceso. A más no poder. Hasta que revienten de placer.

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