jueves, 12 de enero de 2017

los desconocidos


Tratémonos como dos desconocidos.
¿Es eso?
Después de tanto tiempo vivido.
Ahora tenemos que jugar a los desconocidos.
Al desconocimiento.
Al ignorarse y hacer ver que no nos vemos.
Hacer ver que no sabemos.
Hacer ver que no nos queremos…
Ojos que no ven, corazón que no siente.
Eso nos dijimos la última vez.
Pero todo esto es tan solo una tapadera.
Todo esto es como un wáter atascado de mierda.
Y tiras de la cadena, pero el agua tan solo quiere subir, y desbordar por la boca.
La mierda quiere subir y te amenaza con ello.
Te amenaza porque sabes que si sube, si sale por la boca, todo se va a tomar por culo.
Todo lo que tiene que ver con tu razocinio se va a tomar por culo.
Y tan solo va a haber fango.
Tienes miedo de ese fango, y quizás yo también empiece a tenerlo.
Yo, que siempre me creí tan “aun-tén-ti-ca”.
Juego ahora al juego de los cobardes como cualquier otro ser mediocre.
Juego a callarme, y a tapar lo que mi corazón chilla.
Juego a ser adulta, y saber que todo pasa.
¿Todo pasa?
¿De verdad?
Pasar no pasa nada sin que te pase a ti en consecuencia.
Ese juego de adultos es el que borra las sonrisas de todos los que conozco mientras van haciéndose mayores.
Madurez se le llama.
Y una mierda madurez.
Tristeza.
Eso se llama tristeza queridos amigos.
Tristeza de haber dejado escapar tantas oportunidades.
Tristeza de haber vivido tan poco.
Tristeza de no creer más en que algo pueda cambiar.
Le llaman también nihilismo, y es tan solo tristeza.
Tristeza del aburrimiento de hacerse mayor y olvidar que es el riesgo.
Se les cae la baba cuando ven a los bebes…
Son tan puros.
“Ellos todavía pueden tener ilusión por algo”.
“Ellos tienen todavía toda la vida por delante”.
Porque el resto ya estamos muertos ¿verdad?
No. No me pidas que nos tratemos como dos desconocidos porque no lo pienso hacer.
Porque hemos follado, reído y llorado, saltado, cantado y bailado, hablado, escrito y chillado.
No me pidas que todo lo que existe en esta vida sea solo lo que tengo delante de mis ojos.
Porque yo voy mucho más allá…
Y este juego, el juego de la vida, es mucho más serio que este juego finito de tres dimensiones.
Mucho, mucho más serio.
Estoy en tu cama y en tu pensamiento.
En tus agallas y en todo tu amor.
Así que no me pidas que todo se vuelva nada.
No me pidas ser hipócrita jamás.
No me pidas ocultarme, ni ocultarte.
No me pidas ser cobarde y olvidar.
No me pidas nada de todo eso y todo esto te pido yo.
Te lo pido y te lo pido por favor.

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